Después de muuucho tiempo sin escribir, he decidido volver. Me cuesta tanto ponerme... Hoy sí sé qué decir. Desde que encontré piso, he estado viviendo el día a día en París a mi estilo. Me levanto a las 8.30 aprox, a las 9.20 me voy a currar, a las 10 enciendo el ordenador y así empieza mi jornada laboral. Hasta las 15horas. Entonces, cojo mi bolso y vuelvo para casa. 30 minutos de metro dan para leer mucho. Ya llevo tres libros. Preparo la comida (procuro dejarla hecha, si no toca filete a la plancha o similar) y después... según vea: o me voy de compras, o he quedado con alguien para tomar café, o me voy a descubrir un rincón en concreto del que me han hablado, o me voy a hacer la compra, o me hecho la siesta. Todo lo hago a gusto, sin demasiada pereza, me siento bien conmigo misma, lo hago todo a mi manera, me siento libre. Completamente libre, sin ninguna carga.
Y como no tengo ninguna preocupación me dedico a pensar en mi futuro.
Si vine aquí era no porque el trabajo que me ofrecieran fuera el mejor. No me interesa demasiado. Llego, lo hago lo mejor que puedo, cumplo y me voy. Sin más. Estoy aquí para conocer gente, abrirme puertas, seguir viviendo en el extranjero y hacer lo que más me gusta. Informar, contar lo que ocurre, enseñar lo que el resto de la población no alcanza a ver.
Y pienso, y pienso y pienso... Y no sé por dónde buscar. Entonces pienso en blanco. Me hago preguntas, pero no encuentro respuestas.
Así que mientras espero a que alguien me lance una cuerda a la que agarrarme, seguiré buscando por París los mejores rincones para disfrutarlos con mi gente de aquí y con la de allí, con vosotros.
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