lunes, 15 de diciembre de 2008

(...)

Qué nervios! Tanto tiempo esperando una fecha y cuando la tienes encima ya no sabes qué pensar!! (...)
Podría seguir contándoos mis planes para estas vacaciones o todo lo que he hecho estos últimos días (se nota que me voy y que intento borrar de la lista muchas tareas pendientes como visitar el Louvre, que por cierto, aún no he ido; comprar regalos, que tampoco los encuentro; o hacerme la maleta con tiempo: sé que el viernes por la mañana madrugaré para acabarla) pero no tengo ganas de escribir.
Hoy no es un buen día al 100%, pero tampoco tengo ganas de hablar ni de contar. Así que mejor, lo dejaremos para otra ocasión.
Disculpen las molestias.

¿Sabéis qué os digo? Esto:
(...)

Hoy ella sa puesto color en las pestañas
hoy le gusta su sonrisa, no se siente una extraña
hoy sueña lo que quiere sin preocuparse por nada
hoy es una mujé que se da cuenta de su alma

Hoy vas a descubrir que el mundo es solo para ti
que nadie puede hacerte daño, nadie puede hacerte daño
Hoy vas a comprender
que el miedo se puede romper con un solo portazo.
(...)
Hoy vas a ser la mujé
que te dé la gana de ser
Hoy te vas a querer
como nadie ta sabio queré
Hoy vas a mirar pa’lante
que pa atrás ya te doy yo bastante
una mujé valiente, una mujé sonriente
mira como pasa
(...)

Autora: Bebe. No me gusta mucho ella pero de vez en cuando sus letras suben la autoestima, ¿no?
Mi lema favorito: ¡Porque yo lo valgo!

lunes, 8 de diciembre de 2008

Quedan 9 días!

El sábado por la mañana empecé un nuevo post, pero acabó siendo un desastre así que decidí no colgarlo y que lo retomaría más adelante. Hoy le ha llegado el momento. Voy a hacer un remix de lo que pensaba el sábado y de lo que pienso hoy.
Resulta que el final de la pasada semana fue un poco… no sé como explicarlo. El viernes por la tarde estaba en casa, atrincherada en el sofá, y la verdad, que me daba igual que fuera domingo que miércoles. No me apetecía salir, ni hacer nada. Sólo me importaba actualizar mi currículum y empezar a buscar trabajo. No había tenido buen día con el japo. Sin embargo, el problema de fondo era que sólo quería irme ya a España. Había mirado el calendario y había visto que era 5 de diciembre. Que ya estaban aquí las Navidades y que muy prontito me iba para allí. Entonces me entró “tensión” (término utilizado por mis amigas de Sabi para hablar de situaciones de nervios, pero sin demasiada importancia. No sé, ya os lo explicaré en otro momento!) y sólo me apetecía coger un reloj y adelantar las saetas hasta que pasaran los días y llegara el 19.
Pero decidí salir, sabía que aunque no me apetecía, sería mejor que quedarme en casa. Y me fui con mi compañero de piso y unos amigos suyos a tomar cervezas por el barrio y acabé descubriendo bares muy chulos y un restaurante marroquí muuuy auténtico. Éste era el principio de un fin de semana que iba a acabar mejor de lo que esperaba. El sábado por la mañana dormí y dormí hasta que me aburrí de dormir. Después cogí el ordenador y me puse a escribir, pero como decía me rallé demasiado (todavía no se me había pasado la tontera del día anterior) y decidí ducharme, comer e irme por ahí. Quedé con Iria, nos fuimos en bici por el barrio, hicimos la compra, vi el final del Huesca – Zaragoza (qué envidia tuve de todos los que estaban ahí!! Pero bueno, ya pasó todo… Cómo me alegré del resultado y todavía más de que el Huesca mantuviera una ventaja de 0-2!!!) cenamos y salimos a un concierto de música francesa que me gustó un montón. Conocimos gente, bebimos, llegamos a casa, bebimos mucho más, esto se tradujo en estado “etílico” y al día siguiente… resacón. Cerveza+vino= resaca muy grande con intenso dolor de cabeza. Ya se me había olvidado a mí esto… Maaaal… Pero nos fuimos a visitar Reims, su catedral y su champán y qué bien nos lo pasamos, cómo nos reímos…

Así que he empezado la semana con mejor pie, proponiéndome aprovechar estas dos semanitas que me quedan aquí antes de volver para allí ¡y ya está!. Esto es un resumen de todo porque… ¿Os cuento cuál era mi rayada respecto a mi viaje a España?.
Esto es parte de lo que escribí el sábado por la mañana:

“Ante la llegada de las Navidades sólo pienso en cómo serán mis vacaciones ahí.
Desde que me fui estoy pensando en este momento y no me motiva esta idea. Soy más de las que cree que hay que vivir el momento presente, ni pasados ni futuros. Pero no lo consigo… Lo que me pasa es que tengo una lucha interna con mi tierra que no he conseguido superar desde los 18 años. La quiero tanto, sus montañas, sus pueblecitos, su gente y mi gente (lo más importante, ¡claro!) que me cuesta mucho dejarla y la disfruto segundo a segundo cada vez que voy. Cuando la dejo, suele ser con tristeza, nostalgia, melancolía... pero… ¡me voy porque quiero!. ¡por ahora, no quiero vivir ahí permanentemente! (qué contradicciones…).
Esta vuelta no es muy diferente respecto a otras pero sí es especial. En años anteriores, era volver a Sabi; ésta vez toca Sabi y Zaragoza. Aquí quiero volver a ver a gente muy especial, que ha sido mi familia durante los 15 meses que trabajé con ellos y con los que he vivido casi todos mis mejores momentos del año 2008. También me han acompañado, aunque en la distancia, en estos últimos dos meses. Porque sus mensajes de ánimo (junto a los de mis padres, hermana y amigas) me han dado seguridad y fuerzas suficientes para seguir aquí mi camino, poco a poco, teniendo la tranquilidad de que allí todavía tendré un hueco entre ellos a mi vuelta. Y es que en el fondo aún no me he ido de ahí; lo refleja bien mi adicción al facebook y las tertulias por chat de 13 a 15horas de lunes a viernes con Juanma e Iván.
Después de Navidades tengo muchos retos planteados: buscar una nueva casa para marzo (esta la tengo que dejar porque acaba el contrato y no lo renuevan), buscar un trabajo mejor, seguir conociendo París (espero hacerlo con todas las visitas que tenéis previstas en 2009) pero no quiero despegarme de todos vosotros, aunque sí debo darme cuenta de que ya no soy Aragón Televisión y que emocionalmente no puedo seguir ahí, si no aquí, porque como decía, hay que vivir el presente y mi presente esta aquí”
.

Aquí ya me bloqueé y decidí dejarlo. Era catastrófico, sí. jaja. Como os digo, hoy veo todo diferente. Os aseguro que mis preocupaciones no son tantas y que voy a dejar que todo ocurra como tenga que ocurrir. Hasta pronto chicos y chicas. Me muero de ganas por veros. ¿os lo había dicho ya? ;)

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Sitio en construcción. Bueno, en adecentamiento. Cuanto antes, estará precioso. ;)

lunes, 1 de diciembre de 2008

Abuelita

1 de diciembre. Son más de las 12.30. Suena el teléfono. –Mamá, dime – Bea, ¿estás trabajando?. –Sí, pero dime, que puedo hablar. –Estamos en Barbastro, se ha muerto abuelita. ( ..........................................................)

¿Cuántos segundos han pasado? No lo sé.

Me quedé en blanco. Y de repente empecé a llorar impulsivamente, sin consuelo. Mi madre seguía hablando pero no recuerdo qué decía. Al final oí: -Bea, ¿estás bien? (…)

Mil cosas me pasaron en ese momento por la cabeza, pero el que más se repetía era ese en el que me decía “no puede ser, no puede ser”. -¿Qué hago? ¡Voy! -Mira billetes pero el entierro es mañana a las 10:30. No te da tiempo a llegar. Los puertos están cerrados, nieva mucho. No te preocupes. Papá dice que no te muevas, que es mejor, y además vienes ya en 15 días.

Sigo llorando. No me lo puedo creer. Colgamos. Mi madre se despide también entre lágrimas. Y sigo llorando con más fuerza. El japonés (mi jefe) me mira preocupado. -¿Estás bien? ¿Qué te pasa?. Le cuento lo que acabo de conocer y me responde compungido, lo siento. Aguanto dos horas más ahí, delante del ordenador, sin hacer nada. Gasto un paquete de pañuelos y hablo por Facebook con Juanma, Ana y Silvia. Gracias por vuestros ánimos. Y a María, Iria, Pablo, Sara, Carlos… Que me hicisteis la tarde más agradable y me despejasteis la cabeza.

Precisamente, María, mi compañera de trabajo me acababa de explicar una cosa muy curiosa. Me ha dicho, -¿sabes por qué lloramos? Cuando nuestro cerebro percibe una emoción triste elabora unas sustancias que el cuerpo las elimina mediante las lágrimas. Por eso, uno después de llorar se siente liberado, descansado; ha eliminado esas sustancias que le producían angustia y malestar. Y eso he hecho yo, para expulsar tristeza.

No me apetecía mucho contar todo esto pero he decidido que es el mejor homenaje que le puedo hacer a mi abuela. Era mayor y hacía tiempo que ya le escuché decir, medio broma medio en serio que no quería vivir más. Que ya estaba cansada y quería morir. Pero lo decía con una sonrisa en la cara. Como quien está bien seguro de que ha cumplido ya con todo en la vida; que no le queda nada pendiente y aguarda su hora. Por eso me quedo también más tranquila, y porque no ha sufrido y ya descansa.

Tenía genio, me acuerdo cómo me “carrañaba” (así es como gritan a los niños en su tierra) cuando hacía alguna trastada pero siempre sonreía. Algo habré heredado de ella. Además era pequeñita y tenía la piel tersa, tersa. Envidiable para cualquier mujer tenga la edad que tenga. ¡Y nos hacía una sopa riquísima de tapioca que nadie ha sabido imitar tan bien!

Mi padre, que suele ser corto de palabras, no podía tener más elogios para ella. Decía que era la mujer más trabajadora y más fuerte que ha conocido. Sacó adelante a toda la familia, con un marido casi siempre enfermo y que murió muy joven. Mi padre tenía 18 años entonces. Él recuerda que mi abuela por la mañana hacía las tareas de la casa, después se iba a trabajar al campo, llegaba a casa, seguía trabajando y por si fuera poco, por la noche bajaba hasta el molino de un pueblo cercano para amasar el pan para el día siguiente. Bajaba andando unos 5 kilómetros y lo peor, lo hacía a escondidas, porque tenían limitado el número de usos. Sufrió y trabajó “como una mula” por sus hijos. Después ellos se lo han devuelto. La han tratado como una reina hasta hoy. Se lo merecía.

Y aunque no haya podido estar ahí, estoy desde aquí en mente, dando el último adiós y el hasta siempre.