lunes, 1 de diciembre de 2008

Abuelita

1 de diciembre. Son más de las 12.30. Suena el teléfono. –Mamá, dime – Bea, ¿estás trabajando?. –Sí, pero dime, que puedo hablar. –Estamos en Barbastro, se ha muerto abuelita. ( ..........................................................)

¿Cuántos segundos han pasado? No lo sé.

Me quedé en blanco. Y de repente empecé a llorar impulsivamente, sin consuelo. Mi madre seguía hablando pero no recuerdo qué decía. Al final oí: -Bea, ¿estás bien? (…)

Mil cosas me pasaron en ese momento por la cabeza, pero el que más se repetía era ese en el que me decía “no puede ser, no puede ser”. -¿Qué hago? ¡Voy! -Mira billetes pero el entierro es mañana a las 10:30. No te da tiempo a llegar. Los puertos están cerrados, nieva mucho. No te preocupes. Papá dice que no te muevas, que es mejor, y además vienes ya en 15 días.

Sigo llorando. No me lo puedo creer. Colgamos. Mi madre se despide también entre lágrimas. Y sigo llorando con más fuerza. El japonés (mi jefe) me mira preocupado. -¿Estás bien? ¿Qué te pasa?. Le cuento lo que acabo de conocer y me responde compungido, lo siento. Aguanto dos horas más ahí, delante del ordenador, sin hacer nada. Gasto un paquete de pañuelos y hablo por Facebook con Juanma, Ana y Silvia. Gracias por vuestros ánimos. Y a María, Iria, Pablo, Sara, Carlos… Que me hicisteis la tarde más agradable y me despejasteis la cabeza.

Precisamente, María, mi compañera de trabajo me acababa de explicar una cosa muy curiosa. Me ha dicho, -¿sabes por qué lloramos? Cuando nuestro cerebro percibe una emoción triste elabora unas sustancias que el cuerpo las elimina mediante las lágrimas. Por eso, uno después de llorar se siente liberado, descansado; ha eliminado esas sustancias que le producían angustia y malestar. Y eso he hecho yo, para expulsar tristeza.

No me apetecía mucho contar todo esto pero he decidido que es el mejor homenaje que le puedo hacer a mi abuela. Era mayor y hacía tiempo que ya le escuché decir, medio broma medio en serio que no quería vivir más. Que ya estaba cansada y quería morir. Pero lo decía con una sonrisa en la cara. Como quien está bien seguro de que ha cumplido ya con todo en la vida; que no le queda nada pendiente y aguarda su hora. Por eso me quedo también más tranquila, y porque no ha sufrido y ya descansa.

Tenía genio, me acuerdo cómo me “carrañaba” (así es como gritan a los niños en su tierra) cuando hacía alguna trastada pero siempre sonreía. Algo habré heredado de ella. Además era pequeñita y tenía la piel tersa, tersa. Envidiable para cualquier mujer tenga la edad que tenga. ¡Y nos hacía una sopa riquísima de tapioca que nadie ha sabido imitar tan bien!

Mi padre, que suele ser corto de palabras, no podía tener más elogios para ella. Decía que era la mujer más trabajadora y más fuerte que ha conocido. Sacó adelante a toda la familia, con un marido casi siempre enfermo y que murió muy joven. Mi padre tenía 18 años entonces. Él recuerda que mi abuela por la mañana hacía las tareas de la casa, después se iba a trabajar al campo, llegaba a casa, seguía trabajando y por si fuera poco, por la noche bajaba hasta el molino de un pueblo cercano para amasar el pan para el día siguiente. Bajaba andando unos 5 kilómetros y lo peor, lo hacía a escondidas, porque tenían limitado el número de usos. Sufrió y trabajó “como una mula” por sus hijos. Después ellos se lo han devuelto. La han tratado como una reina hasta hoy. Se lo merecía.

Y aunque no haya podido estar ahí, estoy desde aquí en mente, dando el último adiós y el hasta siempre.

7 comentarios:

neo dijo...

bistu!!! lo siento, me acabo de enterar. te mando un abrazo enorme...

Anónimo dijo...

Enhorabuena hermanita, es precioso, y emocionante. mua.

Anónimo dijo...

Estaba buscando infos en internet y topé en tu blog. Lo leí todo... y la verdad que me veo mucho en ti, en las pasiones, las experiencias y en las reflexiones que haces. No pude no emocionarme.
Cuanta humanidad en tus palabras!
Gracias por haberme hecho pasar un rato bonito de intimidad.
Te seguiré leyendo, por favor no lo dejes...
Animo por los últimos acontecimientos!
Saludos un amigo.

Andrea

bistu dijo...

Muchas gracias a todos los que me habéis mandado un mensaje de apoyo. Realmente, sí sirven! Aunque en la distancia, he recogido muchos abrazos y besos que los he sentido muy cerquita. Gracias por estar ahí.
Y Andrea, muchas gracias también a ti por tu mensaje. Me motiva todavía más a seguir escribiendo. Además, ya le estoy cogiendo el gustillo, así que por ahora no lo dejaré! Un saludo

Suso Arce dijo...

Acabo de enterarme...
Lo siento en el alma Bea!
Se lo duro que son estas cosas cuando estás lejos de los tuyos, pero desde aquí te mando muchos ánimos y un fuerte y caluroso abrazo, los besos me los guardo para dartelos en persona cuando nos veamos, ok?

con cariño,
Suso

Hache dijo...

Bistuuuu, acabo de enterarme de lo de tu abuela, lo siento muchísimo. Jo, estos días he estado muy liada y me he desconectado de todo y de todos, perdona chiquitina. Te mando un beso sonoro con abrazo de oso que te repetiré en persona. Eres un sol.

Anónimo dijo...

qué tal bistu? soy tu ex jefe gallardator. Siento mucho lo de tu abuela... pero bueno... al menos murió vieja... en nuestra profesión ya sabes que moriremos a los 45 de ansiedad, estrés o ataques al corazón porque aunque lo parezca todos tenemos sentimientos. Siento mucho lo de tu abuelita y un fuerte abrazo. Ya te pasarás a visitarnos. Jorge.